Abrazando la pérdida.






 Desde que aparecen esas dos rayitas en el test de embarazo, te sientes madre. Tu vida cambia, da un vuelco, te sientes llena de vida. Con el paso de los días, tu cuerpo cambia, empiezas a sentir a tu bebe, te envuelve la felicidad.

Llegar al hospital porque algo no va bien, sin querer escuchar lo que tú ya sabes, puesto que tu cuerpo y tu cabeza te lo están diciendo…  No hay latido. El mundo se para en ese instante, tu hijo que sigue dentro de ti, no va a quedarse contigo, su vida ha acabado, ya se ha ido. Aparece el dolor, la tristeza y llanto.



Todos sabemos que es un aborto, pero solo aquellas mujeres que hemos perdido un hijo o incluso varios, sabemos el dolor que se siente. No solo a nivel físico, el emocional es brutal, te para el corazón, te parte el alma en dos. Deja una huella, un vacio, que dura para siempre.

Hablar de la pérdida gestacional o perinatal y el duelo por esa pérdida, es para muchas personas, un tema al que no se presta la atención adecuada, se minimiza su importancia. Especialmente si la pérdida tiene lugar a las pocas semanas de embarazo, tratando de que pase cuanto antes, de que se continúe con la vida anterior como si nada hubiera ocurrido, o no se habla e incluso se silencia, se niega, como si se tratara de un tabú o algo que no existe.

Empiezan los comentarios, bien intencionados en muchas ocasiones;  Tranquila, eres joven y ya tendrás más, mejor ahora que estabas de pocos meses, es que no tenía que nacer, ahora a por otro, olvida y pasa página. Cada vez que los escuchas tu cuerpo se remueve detrás de una falsa sonrisa.

La pérdida gestacional supone un duelo eterno porque rara vez concluye. No es un duelo reconocido ni público sino que suele llevarse oculto y a escondidas. Incomprensión, asombro, falta de empatía planean sobre la madre. El duelo incomprendido y escondido es todavía más difícil y lograr avanzar es todo un reto.

Buscar apoyo, hablar con otras mujeres que han pasado por esa misma situación e incluso un profesional, es algo a tener en cuenta si has sufrido una perdida. Hacer un duelo sano, llorar la perdida y sanar la herida. Para poder seguir creciendo, avanzando y recordando con todo el amor que nuestros hijos, allá donde se encuentren.

“Algunas vidas son largas y tranquilas como la de las estrellas, los árboles o las montañas. Otras, son breves, pasajeras, intensas como una lluvia de verano”.

Hablaremos de la complejidad de realizar el duelo de manera adecuada con Mónica Álvarez. Será este viernes, 16 de marzo a las 18:00h en el Civivox Jus la Rotxa.  

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